miércoles, 9 de diciembre de 2015

Sobre la ciudad

Nunca me han llamado tan fuerte, ni tan claro, jamas me invitaron a perderme con tanta facilidad y dulzura. Lo has conseguido, callejón a callejón, he dejado una huella de calor en este asfalto intacto de vidas amenas y veloces. La sombra de lo que serás se interpone entre mis ojos y lo que has sido, nunca se ve todo tan claro, siempre es una época oscura, por muchos neones que uses para ocultarlo. En la humedad de tu centro he recuperado vidas de muñecas desnudas de niñas que dejaron de serlo antes de empezar, peces dorados flotando en el aire empañado por lágrimas caprichosas. Hoy sé lo que quiero ser, hoy quiero ser breve, dormirme en la quietud del callejón sin nombre en un portal olvidado lleno de gente que recuerda, o finge hacerlo, lo que fuiste y lo que ellos fueron contigo. El panal que has creado no tiene abeja reina, tan solo zánganos y obreros que vuelan en círculos ensimismados, perdidos y confusos. He encontrado esquinas redondas en ti y he dibujado el mapa en un rincón famoso, que son los más desconocidos al fin y al cabo, para que alguien vuelva a descubrirlas algún día de fotos quemadas y pájaros ruidosos. Me has hecho bruja en las noches sin luna, convirtiendo la sombra de tacones rotos en palos de escobas alargados que ocupaban toda la acera, llenando baches y hundimientos con sonidos de risas de villana. Me he puesto mística, y hoy quería ser breve.

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