domingo, 13 de diciembre de 2015

Interrogantes amigos

¿Cuando llega ese momento en el que una persona que escribe empieza a llamarse escritora? ¿ Quién decide cuándo y cómo? Es tan solo una palabra, escritora, cuatro silabas. O no. Quizá es un poder. Tal vez encierre una magia invisible que solo llegue a nuestra voluntad, o vanidad. Una persona que escribe, ¿es una escritora? He visto a niños escribiendo en hojitas llenas de rayas y colores, ¿acaso son escritores? También es una palabra que da miedo, nos escondemos detrás de definiciones para no pronunciarla, tenemos miedo de darnos el poder, y que luego otros nos lo quiten. Terror. Estamos aterrorizados, de decir que somos escritores y recibir miradas de rechazo o de incredulidad, ¿Cuántos best sellers hay que escribir para ser escritor? ¿Tienes que morir joven para ser escritor? ¿No era escritor cuándo vivía? ¿Has de ser infeliz para ser escritor?
El día que dije que estaba triste me dijeron que escribiera una novela, ¿no habría valido la pena si la hubiera escrito cuando aún despertaba con ganas de sentir? ¿Solo valen las palabras de la gente que arrastra tristezas y miserias? Tengo tantas preguntas que ya no sé si realmente lo son. Quizá no espero respuesta, tan solo un interrogante amigo. Yo escribía, en papel de colores y rayas cuando era niña, en hojas en blanco más tarde, porque cuando crecemos creemos que hemos memorizado las lineas rectas, o que nos hemos ganado el derecho a crear las nuestras propias. Ojalá alguien me hubiera dicho entonces,cuando escribía con lápices y borraba eternamente, que era escritora, porque quizá lo hubiera creído, con la inocencia de los niños callados.
Tengo el poder, tengo el poder de escribir esta hoja en blanco, el poder decir, el poder pensar, el poder haber sentido y plasmarlo. Quizá el poder lo dais vosotros, la gente que lee, a los que tampoco llamamos lectores porque nos parecen términos grandes, importantes. ¿No nos gusta ser grandes? La palabra escritora me sienta como un traje demasiado ancho, con corbata demasiado ajustada. Y lo admiro, admiro ese traje, guardado tras un escaparate demasiado grueso y demasiado frío, admiro a esa gente que lo lleva con elegancia, esa gente que sabe resumirse, que sabe plasmar sus sentimientos o sus pensamientos en palabras. O no. Admiro también a esos que crean sin saber cómo, que se equivocan, que se lían, que nos lían a todos, y aún así releemos, ese absurdo caos precioso que nos regalan.
Yo he retorcido palabras, porque puedo hacerlo, las he retorcido creando con ellas mundos y galaxias, hermosos y crueles, las he retorcido para hablar de un pez, de un leñador, de un autobús, de una niña perdida, incluso de mí. He jugado a ser mayor, a desaparecer, a ser un dios y a no creer en nada. Me gustaría ser clara, me gustaría poder concentrar todo en unas pocas palabras. Caos. Felicidad. Yo. Vida. Humo. Velocidad. Ojalá pudiera esconder ahí todo, concentrarme en conceptos, pero me he hecho confusa, incluso difusa. Muchas veces camino por la calle y a cada paso llega a mi una frase que quiero escribir, después llego a casa y tiemblo ante una hoja en blanco. He despertado, a las tres de la mañana, cuando todos duermen menos las buenas ideas, a reescribir palabras torcidas en una libreta sin rayas.Otras veces escribo de cosas sobre las que no entiendo, y entiendo cosas cuando leo lo que escribo. Os he creado,a todos, en un espacio de mi mente, he jugado con vosotros creando héroes y villanos, he jugado conmigo misma intentando escapar de mí. Y no soy tan buena, ni tampoco tan mala, debería bastarme con ser¿ Pero me basta? ¿Me basta mirar el escaparate?¿ Me basta encerraros en una jaula de caracteres?¿Me basta el temor a la hoja en blanco?  " No eres la mala". ¿Quien soy yo para decir quién eres tú? ¿Quién soy yo para decir quién soy yo? Siempre me han preocupado más los principios que los finales, las preguntas que las respuestas. Quizá solo necesite darme cuenta que nadie va a venir a comprarme el traje, o a hacérmelo a medida. Quizá solo hace falta que alguien me grite que nadie va salvarme del contexto.

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