miércoles, 23 de diciembre de 2015

Fiesta de alambre y burbujas

Llega la Navidad y os emborracháis a críticas, el estereotipo de la festividad en esencia. Rompamos una lanza a favor de lo olvidado, juguemos a creer que nunca lo hemos vivido. Estoy encriptando un mensaje milenario, para hacerlo parecer nuevo, nos aburrimos de lo vivido y lo revivimos con los ojos cerrados. Hipocresía en rojo y blanco, escepticismo en bastones de caramelo, somos nosotros los malos, no hay días menos buenos. He subido el volumen de los villancicos para dejar de oírme a mí misma, ojalá la nieve me refresque las ideas. Beberemos por nuevas decepciones, como siempre, de la copa con menos experiencias y de la bebida que menos nos haga experimentar. Volveremos a hacerle fotos a árboles de alambre, las raíces de metal nos atan al suelo. Fingiremos creer en un Dios que nos vende el tres por dos, nos saturamos en vales de descuento para el destino. Os invito a ser cínicos, abrazad a vuestra familia soñando con las burbujas de la copa infinita del olvido, comprad jerséis de cuello alto para proteger vuestras gargantas del aire festivo, vomitad reproches en cenas familiares. Mi lanza no llegará muy lejos, ni siquiera deshilachará un hilo de vuestros jerséis- armadura, apagaré las luces de mi árbol a la vez que mi consciencia. Olvidad esto, olvidad la lanza, olvidad ser cínicos. Olvidad. Entonces beberéis de la copa de las fiestas vacías y plásticas, de los regalos- atrezo, de la fantasía del croma. Hoy dejadme ser crítica. Hoy dejadme beber del olvido, y crear para mí mi propio escudo de plástico y burbujas. Dejadme creer que nunca lo he vivido.

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