miércoles, 9 de diciembre de 2015

Nunca duerme, pero siempre sueña

   Nunca duerme, pero siempre sueña. Las ojeras que descansan bajo sus ojos solo son testigos mudos de sus pensamientos locos. Su risa es dulce, pero también amarga. Esconde lágrimas y sollozos sobre una capa de sentimientos rotos. Algunos la llaman rara. Otros dicen que es abstracta. Que extiende los brazos a la luna para aclarar su piel morena y que canta con los ojos cerrados para no escucharse. Que huele a rosas, pero de las blancas. Blancas como sus dientes, que brillan cuando sonríe con los labios apretados y la nariz ligeramente arrugada. Le gusta sentir la brisa del mar en la cara los días más fríos del invierno y, en verano, acurrucarse en su cama y olvidarse de que el mundo existe.
Nunca duerme. Siempre sueña. Las ojeras que descansan bajo sus ojos se convierten en sus únicas compañeras. Sus pensamientos locos desaparecen. Su risa se rompe en lágrimas y sollozos. Se siente rara. Se siente abstracta. Siente que sus brazos aclaran y se desvanecen; poco a poco se confunden con la luna y con las rosas blancas. No encuentra la voz; tampoco la busca. No le hace falta cerrar los ojos para dejar de escucharla, ni tampoco para sentir la brisa del mar en la cara los días más fríos del invierno. Permanece acurrucada en su cama.
Nunca duerme, pero siempre sueña. A veces, con una realidad diferente en la que la consciencia no exista. Otras, con volver a esconder sus sentimientos rotos bajo lágrimas y sollozos y volver a ser rara y abstracta. A no dormir nunca, pero a soñar para siempre.
Porque nunca duerme, pero siempre sueña.
Siempre.

Aportación: CanelRolls 

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