La nieve siempre cae en
un suspiro, helando corazones y mejillas de extraños que se sienten especiales
en una noche como otra cualquiera. Una sonrisa cubierta de hielo siempre se
posterga más en el recuerdo. Viejos y olvidados cajones de fotos oscuras y tormentas
de flashes se abren a tus ojos de escarcha, mostrando la belleza del olvido y
la lluvia de estrellas de las lágrimas pasadas.
Siempre sueñas con bailes
a la luz de una llama infinita, pero sueles recordar el frío, que una noche de
nevada interminable se implantó en tu corazón. Entonces destrozas los cajones
olvidados y robas las fotos oscuras, que caen en la nieve esponjosa, y tú miras
desde una ventana, como la espuma blanca abraza los últimos vestigios de
lucidez, esperando que esa marea arranque la toxicidad que hay dentro de ti, y
deseando que en algún lugar, alguien se sienta especial en una noche
cualquiera.