Para ellas
Me he dado cuenta de que mi vida está plagada de ellas, que el pronombre femenino me ha vigilado de cerca toda la vida ( y no solo porque sea el propio de mi sexo) y me acompaña ahora. Pensando ene ello, me doy cuenta de que yo soy la suma de esas ellas, las que estuvieron, las que están y quizá las que estarán. Cada ella ha sido un mundo, cada ella suena de una manera especial, se escribe con letra diferente. Y claro que he tenido ellos, pero mi cuerpo es la luna y todos los cráteres los han hecho ellas, las "la".
Con algunas ellas comparto ADN, con otras simplemente soy familia. Algunas sabían secretos de felicidad, de historias y de olores mágicos; otras, me enseñaron los lugares oscuros de sus ojos. Me gusta pensar que yo también seré la ella de alguien, y pensará en mí, como yo pienso en las mías, que, aunque intentara evitarlo, duermen todas en un rincón de mi cabeza, y de vez en cuando, algunas con más frecuencia que otras, se deslizan hasta mi corazón y me llenan de nostalgia. Y es que hay ellas que se han ido, algunas dejaron su bandera en la luna y decidieron que era un lugar inhóspito. Hay ellas que siguen aquí, plantando flores donde solo crecen matojos, barriendo el polvo infinito. No podría elegir entre las que se quedaron y las que no, todas fueron mías, o mejor dicho, en mí. A veces pienso que si un ratón más agujerea este queso se vendrá abajo, en una nube de polvo lunar y asteroides secos, si eso tiene algún sentido.
Dentro, en el sitio de mi cabeza donde duermen, hay un espacio en el que las ellas del pasado y las ellas del presente se juntan, se conocen, se pelean, se ríen y se funden, y en ese trocito de mí hay una hamaca y una radio vieja, para descansar, con ellas. Y la radio está apagada, pero hace falta que esté ahí, para recordarme, para recordarnos, que quiero escucharlas, que estoy ahí con ellas, o ellas conmigo más bien, que están o estuvieron, quizá estarán.
Puede que vosotros tengáis ellos, los dos o ninguno, pero yo hoy recuerdo a mis ellas, como haré mañana, y como hice ayer, a las ellas que me hicieron "la" y no cualquier" la", un "la" que suena diferente en cada boca, puede ser un silbido, un susurro, un grito, un agudo estridente, y un "la" con vida propia.
Os recuerdo vivas, alegres, os recuerdo a menos de un centímetro de la felicidad, os recuerdo reposando en una nieve de ternura infinita, os recuero en mí, en mi hamaca de calidez y mi radio apagada, y espero recordarme a mí misma, algún día, como una ella, de las que pueblan vidas, duermen en rinconcitos de mentes astutas y plantan flores en el polvo de estrella.
No puedo decir nada más que me encanta, de verdad.
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