domingo, 21 de febrero de 2016

La espera

Os leo como nunca lo hago a mi misma, esperando. Espero de vuestras palabras cosquilleos en la nuca y susurros en el corazón. Palabra por palabra se me separan las escamas de la piel de pez que me protege del afuera y del lejos. Entráis por cada poro de mi memoria, los que nadie sabe que existen hasta que los nombras y recuerda, como quien recuerda un sueño de la infancia, que nunca olvido del todo para hilar una manta de recuerdos inútiles con la que protegerse en los días silenciosos. Entráis donde yo nunca lo hago, por eso os leo. No espero que sea recíproco, no espero que me leáis porque yo espero con vuestras letras y cuestiono con vuestros signos de interrogación, tan solo quiero que sepáis, que espero, aquí estoy, y os espero, os espero en palabras,en letras en silbidos, en años, en peces, en fotos, en luces y en sonidos. Porque al fin y al cabo volveré siempre, a leer, como siempre leo, esperando.

Filferro








domingo, 14 de febrero de 2016

Canciones de cuna para niños perdidos

Volviste a dormir
bajo el árbol que te vio nacer.
Dejaste que sus raíces
te envolvieran y acunaran
cantando canciones de soles muertos
y algunas amapolas oyéndoos
se durmieron y dejaron unas ramitas
secas de amor y de vida.

Volviste al árbol
que te hizo crecer a base de hiedra
venenosa o no
tú sobreviviste.
Has enterrado todos tus recuerdos
bajo la capa de musgo que lo cubre
todo,
ahora vives con las uñas ennegrecidas
y con algún rastro de tierra seca
bajo los ojos llorosos
que te trajo la luna el día que germinaste
bajo el árbol al que has vuelto hoy.


Desde que te cruzaste,
no conozco más hogar que tus brazos 
ni otro camino que no sea 
el que me lleve a tu lado.
Es tu voz el viento 
que me agita el pelo,
y son tus ojos de café 
dueños de mis desvelos.
El sol que me despierta 
lleva tu nombre.
No me encuentro las manos 
si las tuyas no las sujetan,
y pierdo el compás de la vida
si no es tu melodía la que me acompaña.
Me queman los labios de las ganas de besarte.
Tengo el corazón en carne viva, rojo y henchido
como la más bonita de las rosas,
por culpa de esto que me recorre cada vez que te tengo cerca.

Aportación:Paula GM 

domingo, 7 de febrero de 2016

Hablar

Hoy vengo con el sí por delante, con todos esos besos que me obligaron a secuestrar escondidos en una manga. Hoy vengo llena de reproches y réplicas cortantes que he acallado en mí, hoy vengo, porque decido venir,  a hablar de lo que no hablamos. A veces no quiero hablar y hablo, de todo y nada, de mi y de ellos. Pasa que a veces no quiero hablar de la insoportable levedad del ser, ni de el "hoy te quiero, mañana no sé", pero hablo,y doy vueltas sobre el circulo que yo misma he creado, y mis pies encuentran mi huella de la vuelta anterior, y saludan a la tierra que les es tan familiar. No quiero hablar pero hablo, de las cosas que callo cuando no quiero callar y me grito en las paredes de cristal que me he construido por dentro. Hablamos y hablamos de cosas que no nos importan nada y escribimos silencios de corchea en nuestra mente sobre los asuntos que podrían resquebrajar cristal. A nadie le gusta andar sobre cristales rotos. Hablo de lo descalza que me siento y de todas las paredes que he tumbado en mí, de la sangre que emana de mis huellas borrosas, hablo de las lágrimas que no brotan porque cesan en el sentir, y no quiero hablar pero hablo. Muchas veces debería hablar de los calcetines que llevo, de lo mucho que me gusta el color mostaza, de lo maravilloso que me parece que por fin me pueda pintar los labios sin espejo, y quiero hablar pero no hablo. No creo en las palabras buenas o en las palabras malas, sino en el poder de hablar, o en el de no hacerlo. Podría no escribir esto, podría dejarlo en un borrador, y no voy a mentir si digo que últimamente todo lo que escribo me parece incorrecto, inadecuado, podría olvidarlo. Hoy vengo pensando, demasiado quizá, y pienso que no hay nada más bello que ser inadecuado de vez en cuando, y deseo tener conversaciones inadecuadas con la gente adecuada, hablar de lo que no hablamos, o no hablar de lo que hablaríamos, quizá es que estoy teniendo las conversaciones adecuadas con la gente inadecuada.

Matemáticas

Cuando llegó, me volví buena en matemáticas, porque nadie habla de las ventajas."No puedes concentrarte, tienes cambios de humor, te cansas con facilidad..." eso ya lo sabemos todos. Nadie habla que  de repente sumas, restas, multiplicas y divides como una calculadora por muy mala que haya sido tu trayectoria aritmética hasta el momento.  Desayuno: Galletas- 222 Kcal, Almuerzo: Pieza de fruta 100-200 Kcal, comida: Paquete de Tortellini - 340 Kcal, pero solo me voy a comer la mitad, por lo tanto 170 Kcal, merienda: Yogur 90 Kcal y cena: Verduras - 200-250 Kcal. Y si puedes restar alguna comida lo haces, y si haciendo cálculos ves que te pasas de tus restricciones cargas contra el día siguiente, y divides, repartes las misma calorías en más comidas y suplicas porque sea suficiente para que eso se vaya, para que desaparezca la imagen del espejo y te olvides de ti, suplicas porque en esas 200 calorías de más te vayas tú y seas  un yo nuevo.  Ya puestos, con tu nueva habilidad matemática, resta las sonrisas, las risas, las alegrías , las fiestas , las amistades, las locuras, las experiencias que te vas a perder y suma los disgustos, los llantos, la soledad, el agobio, el miedo, el asco, las rabia y el dolor, y multiplícalo por todas las personas que te importan. En este punto ya solo te queda esperar que adquieras gran habilidad en liderazgo y así puedas decidir si estás dispuesta a asumir las consecuencias de ese vacío de 200 calorías, ese vacío que serás tú, pero, afrontémoslo, a quién le importa la decisión de una enferma, el peor contra de todos es tu poca participación, tú no mandas, tú no controlas, tú simplemente estás y rezas porque sea corto, el peor contra de todos es que mi siquiera eres tú, hace mucho que dejaste  serlo, y te odias, y la odias , y odias cada gramo de ti, y eso por mucha resta y división simplemente va a ir en aumento, y ni con todos  los números que puedes procesar puedes imaginarte tu dolor elevado a  veinte.  

Aportación: Anónimx

miércoles, 3 de febrero de 2016

De "el ahora" (o algo así como un domingo triste)

Es curioso verte y no encontrarte, es curioso tenerte a dos milímetros y seguir soñando en aquel tú. Es, cuanto menos, curioso, y cuanto más, desolador. A veces sigo esperando, con mis zapatos desatados y los sentimientos apretados a que aparezcas en la sombra de donde estuviste, y estuviste tan quieta, que me costó creer que pudieras desaparecer. Y ahora eres esa sombra, la sombra de lo innegable, de lo inmortal e imborrable, he intentado convertir en lápices de colores todas las palabras "in-" para pintarla y ni aún así apareció el color. Qué curioso verte y no sentirte, en la intensidad de las palabras que dijimos, y en las que no, sobre todo en las que no. He deseado desear, porque he tenido el don de no sentir nada y desear el deseo parecía más que deseable. He deseado mi muerte, la nuestra, la suya, la de ellos, he deseado muerte y olvido, sobre todo olvido. Y ahora te veo y solo pienso, qué curioso es no sentirlo. Tenemos mil años y a la vez recién nacemos, tan lejos, y cuando oiga el siseo de mis sentimientos despertarse después de esta siesta no me taparé los oídos, me permitiré escuchar y pensar en lo curioso, en lo desolador y en lo hermoso. Y de repente lo veo todo, lo veo todo desde un punto más lejano que esos dos milímetros de distancia que nos separan pese a que parezcan dos quilómetros de dolorosa indiferencia. Veo algo que debería haber visto hace mucho tiempo, mientras continuaba pensando en que no podía dejar de pensarte, y deseaba que me pensaras igual.  Veo como ya no cabemos, en el espacio que ocupábamos antes, tú no eres mi tú y yo no soy tu tú, y por mucho que apretemos, nos apretemos en esta caja que empezó siendo tan nuestra y ha acabado rota y fea, por mucho que nos juntemos el espacio no cede, ni estamos más cómodas, tan solo nos aplastamos, nos asfixiamos poco a poco, y es curioso, que el mismo que antes era nuestro espacio ahora nos mate por dentro, y qué curioso verte y no encontrarte. Así que ahora te tengo en una caja, con todas las cosas que cogen polvo pero no puedes olvidar, tampoco estoy segura de que quiera, y yo no puedo entrar, porque soy un poquito más grande, mis ojos están un poquito más abiertos y mi boca sonríe un poco más. Seguro que también has crecido, pero no he encontrado el ángulo, para meternos las dos cómodamente, ni creo que llegue a averiguarlo.
En la caja te tengo con las cosas bonitas, con las cosas que dolieron, con las cosas que cuidé, con mis trocitos viejos. Y qué curioso, que me sorprenda que hasta la caja sea tuya. Espero algún día pensar en esa caja y recordar un día de playa y viento llena de fotos a rayas, una noche de fuego y luz con la voz en off de un gran pez, espero encontrarte entonces, porque qué curioso, que ahora no lo haga. Hoy soy un poco más Velma Kelly, quizá un poco Cruella de Vil, hoy no somos juntas, pero siempre diré pensarte, en vez de pensar en ti. Y qué curioso es decir estas palabras, siempre creí en esa vida organizada en Pascua, qué curioso después de todo, es escribirlas aquí.

F I N

De "el antes" (o algo así como Julio)

Has llorado.
Sí,
conmigo y sin mí.
Has llorado
y como puedes, es Nueva York
y el idiota de Woody Allen
que lo ha puesto en blanco y negro,
que creas vida
que París te deja sin voz
y qué bien vivir bajo un puente
si es allí
y solo puedo pensar
en si es contigo.
Que no es surrealismo porque sí
que ves el propósito,
acaricias un libro
igual acaricias mi espalda
que te amo,
que yo también lo veo
y que bonita la exposición,
ojalá te dejaran tocar los cuadros
a ti solo.
Sólo
Tú.
Y solo espero que intentes
otra vez
enseñarme a hacer
el punto de fuga
para fugarme para siempre
contigo
al puente de París que tú elijas.


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No hemos visto almendros en flor
hemos visto a señoras
con las manos agrietadas y azules
tendiendo sábanas en un balcón
mucho más agrietado y gris.
Hemos saboreado la cerveza caliente
con arena y agua salda
y agua dulce
de ducha,
nos hemos hecho sirenas.
No me olvido de las huellas
que dejamos en la tierra,
en la playa,
en las sábanas, no en las de esa señora,
que seguro que también dejó huellas
y no estaba agrietada ni azul
y seguro que entonces no la miraban
dos idiotas
que no han visto almendros en flor
y no les importa.
La primavera se les ha quedado pequeña.