domingo, 20 de diciembre de 2015

Fríos

Mis zapatos suenan a pies fríos. Hemos vivido muchos fríos. Muchos se olvidaron de que ya no era invierno. Yo me olvidé de que ya no era ayer. Seguiremos en el hoy, en diferentes realidad de una misma mentira, en la gravedad cero de la luna que inventamos, e hinchamos con palabras, antes de que llegara este frío, y este pseudoinvierno. No tengo nada que decir porque seguramente hable de todo, del color de nuestra sombra en los charcos de neón, de las pintadas que observamos en el callejón anónimo. Ahora camino, con esta música gélida como compañía, y a veces el hielo me abraza por dentro y me hago dura, creyendo que puedo con todo, alguna vez he creído que podíamos vencer a las máquinas, cómo si me hubiera olvidado de mis lágrimas infantiles cuando descubrí el breve ciclo de vida de las mariposas.No, no ganaremos a un aparato sin alma, ni aunque el hielo nos sirva de escudo. Podríamos ser los seres más desprotegidos de este planeta caminando por caminos desconocidos con armas de juguete y miedo, sobre todo miedo. Me creo vulnerable, y por tanto humana, y veo esta raza humana vulnerable, bella y rota, sobre todo rota. Crearemos máquinas para intentar soldar nuestra brecha, crearemos amor artificial, soldaremos corazones de metal en los que el frío no pueda colarse, nos crearemos a medida para olvidarnos. Eso somos, unos seres olvidados, bajo el mando del dios más cruel que no es más que nosotros mismos, mirando al cielo, y creyendo ver una luna más, la nuestra, la que inventamos. Yo también la sueño a veces, y entonces cierro los ojos a esperar que se congele en mi mente, con estos fríos que vivimos. Hoy duermo en el camino, bajo un mapa de estrellas perdidas y viejas, preguntándome si son cálidas o están como nosotros, prefiero dormir mirando nuestra tierra moribunda a hacerlo mirando arriba e imaginando un vestigio de luz azul en este firmamento muerto. Al despertar espero que las personas tóxicas que quieren protegernos del invierno eterno hayan inventando un trozo de metal que me enseñe a no soñar , y mientras tanto, me resguardaré en el frío, engañándome diciendo que es cálido, como siempre, soñando.

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