domingo, 20 de marzo de 2016

La playa

En aquel camino de arena en el que asaltaba el viento se me empezaron a encoger las orejas de frío, y poco a poco el corazón, y acabé preguntándome en qué momento te cedí el placer de olvidar y me dejé ser olvidada. Ahora poco a poco se apagan las luces de ese faro, las que vimos encenderse desde la roca lejana a todo. Mi corazón se ha empequeñecido tanto que se confunde con los fragmentos de conchas destrozadas por una marea confusa. Me he quedado esperando, esperando a que la calma se lleve el aire y vengas a buscarme al mismo lugar donde me dejé caer sin toalla y firmé mi imprenta de persona a medias, que de vez en cuando se llena de arena y cal.
Y ya sólo puedo pensar, que ojalá el verano nunca llegue a la playa.

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