miércoles, 13 de enero de 2016

VI

Un año y treinta y tres días después del funeral, June fue a la playa con Dan, se habían visto a solas cinco veces. El sol les decía que se apresuraran, que él les iba a abandonar; la luna ya se erguía coqueta, todos los astros querían ser testigos. Él la observaba en silencio, ella reía sin mirar. Las olas apagaban el sonido de su risa y los gritos de las gaviotas que les sobrevolaban inquietas. Imaginaba qué pensarían las nubes de ellos. Dan le cogió la mano, ella lo miró, él le preguntó si le quería, ella pensó en la fuerza de las palabras.
-No.
El sonido de la playa se aferró a su alma para siempre. Volvió a mirar las nubes, Dan se fue. Las dejó a solas, a la luna y ella, le cayó una lágrima, fue una noche de luna llena.

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